A la hora de dormir, seguía pensando en él. Mientras estaba acostada su imagen jugaba en mi mente, no podía pensar en nada, ni en nadie más y sentía que ya no podía seguir luchando por evitar pensar en él. Era como nadar a contracorriente y ya no tenía otra opción más que sucumbir ante su encanto, aunque fuera en sueños para sentirme aliviada. Me acosté boca abajo abrazando fuertemente una de las almohadas, era mi manera de dormir, pero ésta vez sería diferente; cerré mis ojos y me imaginé que lo abrazaba a él. Quise sentir por un momento que mi cara reposaba en su deseable pecho y que sus brazos me rodeaban, quise imaginarlo conmigo, en mi cama.

Your Comment Comment Head Icon

Login