—¡¿Me buscabais?!—Así es, Gryal Ibori.—¡Pues aquí me tenéis! —gritó furioso, con el alma ardiente y la voz quebrada. Estaba cansado de todo y de todos. Sólo quería ver a Lorette, reunirse con ella y estar a su lado.Y corrió hacia sus enemigos, como un león herido y rodeado, como un hombre que sólo tiembla por frío y sólo llora por amor. Su capa negra se deslizó en el viento, cual triste bandera, y Gryal cortó el aire con su espada ensangrentada.

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