¿Os dais cuenta cabal de la cadena de crímenes tramados por la nena? Crimen número uno: la acusada comete allanamiento de morada. Crimen número dos: el personaje se queda con tres platos de potaje. Crimen número tres: la muy cochina destroza una sillita isabelina. Crimen número cuatro: va la dama y se limpia los zapatos en la cama... Un juez no dudaría ni un instante: «¡Diez años de presidio a esa tunante!». Pero en la historia, tal como se cuenta, la miserable escapa tan contenta mientras los niños gritan, encantados: «¡Qué bien; Ricitos de oro se ha salvado!».

Me prometiste que nunca me follarías, pero ¿qué fue lo de anoche? Ni una palabra, ni un «te quiero», ni una nota antes de marcharte. ¿Era eso? ¿Un polvo de despedida? —El susurro de ella se convirtió en un sollozo—. ¿Quién es el follaángeles ahora?Gabriel hizo una mueca de dolor.Fue algo más que una mueca. Fue como si acabara de recibir un puñetazo. Cerró los ojos y gimió débilmente, mientras se apoyaba en los talones y apretaba mucho los puños.Todos vieron como palidecía de golpe.—Eso me ha dolido, Julianne —murmuró.

—Mm —dijo una vocecita en su oreja—. Difícil Muy difícil. Lleno de valor, lo veo. Tampoco la mente es mala. Hay talento, oh vaya, sí, y una buena disposición para probarse a sí mismo, esto es muy interesante... Entonces, ¿dónde te pondré?«En Slytherin no, en Slytherin no».—En Slytherin no, ¿eh? —dijo la vocecita—. ¿Estás seguro? Podrías ser muy grande, sabes, lo tienes todo en tu cabeza y Slytherin te ayudaría en el camino hacia la grandeza. No hay dudas, ¿verdad? Bueno, si estás seguro, mejor que seas ¡GRYFFINDOR!

¿Por qué Roma, Alejandría y Bizancio fueron quemados por sus conquistadores? [...]Esta es la respuesta. Incinerar los sueños. Quemar los sueños es el secreto para abatir definitivamente a nuetros enemigos, de modo que ya no tengan fuerzas para levantarse y continuar. Para que no sueñen con las cosas hermosas de su ciudad, con las vidas ajenas; para que no sueñen con los relatos de los demás, tan llenos de libertad y de amor. Para que no sueñen con nada. Si a la gente no le permites soñar, la esclavizas. Y yo, como saqueador de ciudades, solo necesito esclavos para reinar tranquilo y sin que me molesten.

Don't go far off, not even for a day,because I don't know how to say it - a day is longand I will be waiting for you, as inan empty station when the trains areparked off somewhere else, asleep.Don't leave me, even for an hour, because thenthe little drops of anguish will all run together,the smoke that roams looking for a home will driftinto me, choking my lost heart.Oh, may your silhouette never dissolveon the beach, may your eyelids never flutterinto the empty distance. Don't LEAVE me fora second, my dearest, because in that moment you'llhave gone so far I'll wander mazilyover all the earth, asking, will youcome back? Will you leave me here, dying?

—Me mantuve diciéndole a ella “siempre” hoy, “siempre, siempre, siempre”, y ella sólo seguía discutiendo conmigo y no diciéndolo en respuesta. Era como si ya me hubiese ido, ¿sabes? ¡“Siempre” era una promesa! ¿Cómo puedes sólo romper una promesa?—A veces la gente no entiende las promesas que están haciendo cuando las están haciendo —dije. Isaac me lanzó una mirada—. Bien, por supuesto. Pero mantienes la promesa de todas formas. Eso es lo que es el amor. Amor es mantener una promesa de todo modos. ¿No crees en el amor verdadero?

English was such a dense, tight language. So many hard letters, like miniature walls. Not open with vowels the way Spanish was. Our throats open, our mouths open, our hearts open. In English, the sounds were closed. They thudded to the floor. And yet, there was something magnificent about it. Profesora Shields explained that in English there was no usted, no tu. There was only one word—you. It applied to all people. No one more distant or more familiar. You. They. Me. I. Us. We. There were no words that changed from feminine to masculine and back again depending on the speaker. A person was from New York. Not a woman from New York, not a man from New York. Simply a person.

Paro porque mi voz se quiebra, porque en un instante la imagen de Beatrice que ya no puede más barre todas aquellas palabras, de Beatrice que en silencio cierra los ojos porque ya no puede más. Y no los vuelve a abrir. Y entonces todo el mundo que me rodea se oscurece. La luz se apaga. La bombilla se funde. Si los ojos de Beatrice no miran a las cosas, las cosas están apagadas. Siempre le he tenido miedo a la oscuridad, y lo sigo teniendo, pero no se lo digo a nadie, porque me da vergüenza. Silvia me mira sin decir nada. Acerca el índice a mi ojo y recoge la lágrima que estaba tratando de contener.—Silvia, sigo teniéndole miedo a la oscuridad.

—Ni siquiera sé por qué vine—dijo ahora con furia después de mirarme intensamente —Simplemente sé que cuando lo supe, tú eras la única persona en la que podía pensar, la primera persona que apareció en mi mente.—Aquí estoy para ti, nunca olvides eso, yo jamás te voy a dejar.—¿Por qué? No deberías hacerlo, yo solo te he hecho sufrir, no me merezco que me apoyes, deberías echarme, odiarme, burlarte de mí desgracia.—Porque yo nuca podría dejarte, ni burlarme de ti, te amo y no importa lo que hagas no voy a dejar de hacerlo.—Lo lamento, pero yo no puedo.

—No me digas «No, Ender». He tardado mucho tiempo en darme cuenta de ello, pero créeme, me odiaba, me odio. Y todo se reduce a esto: en el momento en el que entiendo a mi enemigo, en el momento en el que le entiendo lo suficientemente bien como para derrotarle, entonces, en ese preciso instante, también le quiero. Creo que es imposible entender realmente a alguien, saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como se ama a sí mismo. Y entonces, en ese preciso momento, cuando le quiero...—Le vences.—No, no lo entiendes. Le destruyo. Hasta que le resulta imposible volver a hacerme daño. Lo trituro más y más hasta que no existe.

Mamá, tengo algo que decirte. Soy un no muerto. Ahora bien, ya sé que tal vez tengas algunas ideas preconcebidas sobre los no muertos. Sé que puede que no te sientas a gusto con la idea de que yo sea un no muerto. Pero estoy aquí para decirte que los no puertos son como tú o como yo. (...)Bueno, sí claro. Posiblemente más como yo que como tú. (...) Lo primero que tienes que comprender es que soy la misma persona que he sido siempre. Ser un no muerto no es lo más importante para mi. Es sólo una parte de lo que soy. Lo segundo que deberías saber es que no ha sido una elección. Nací así. (...) Lo siento, renací así.

—¿Acabas de... lavar un plato? —Dee retrocedió lentamente, parpadeando. Miró a Daemon—. El mundo se va a terminar. Y sigo siendo vir...—¡No! —gritaron los hermanos al unísono. Daemon parecía que en realidad iba a vomitar.—Jesús, nunca termines esa oración. En realidad, nunca cambies eso. Gracias.La boca de ella se abrió.—Ustedes esperan de mí que nunca tenga...—Ésta no es una conversación con la que quiera empezar mi día. — Dawson agarró su mochila de la mesa de la cocina—. Estoy yéndome a la escuela antes de que esto se vuelva todavía más detallado.

Y ahora todos los trozos de mi alma se están hundiendo en la corriente y cada uno se marcha por su lado y nadie podrá ya recogerlos: nadie. Me hundo en cada uno de aquellos trozos de papel. Me hundo un millón de veces. Ahora ya no existe mi alma, se la ha llevado la corriente. Quiero estar solo. En silencio. Con el móvil apagado. Quiero que el mundo entero sufra porque desconoce mi paradero. Quiero que el mundo entero se sienta solo y abandonado como yo ahora. Sin Beatrice, que se está muriendo, sin pelo. Sin Beatrice, que no aguanta más. Y yo no he podido ni siquiera reconocer la otra mitad de mi sueño. He huido de la chica a la que quería proteger toda mi vida. Soy un cobarde.No existo.

Oskar cumplía treinta y siete años, y acababa de abrir una botella de coñac. Sobre su escritorio había un telegrama de una planta de montaje de armamentos situada cerca de Brno. Decía que las granadas antitanques de Oskar estaban tan mal hechas que no soportaban uno solo de los controles de calidad. Estaban mal calibradas, y estallaban durante los ensayos porque no habían sido templadas a la temperatura adecuada. Oskar parecía extasiado con el telegrama. Lo empujó hacia Stern y Pemper para que lo leyeran. Pemper recuerda que dijo una de sus extravagancias:—Es el mejor regalo de cumpleaños que podía haber recibido. Ahora sé que mis productos no pueden matar a ningún pobre infortunado.

- Quiero decir, ¿qué es un regalo de no-cumpleaños?- Un regalo que te hacen cuando no es tu cumpleaños, naturalmente.Alicia meditó un momento. <>, dijo por fin.- ¡No sabes lo que dices! -exclamó Tentetieso- ¿Cuántos días tiene el año?- Trescientos sesenta y cinco -dijo Alicia.- ¿Y cuántos cumpleaños tienes?- Uno.- Y si restas uno a trescientos sesenta y cinco, ¿cuántos te quedan?- Trescientos sesenta y cuatro, naturalmente. [...]- Lo que demuestra que hay trescientos sesenta y cuatro días en que podrías recibir regalos de no-cumpleaños.- Desde luego -dijo Alicia.- Frente a sólo uno de cumpleaños. ¡Te has cubierto de gloria!