Escribir desde el verso,desde su gris y triste rosa,echándome en su aroma de crepúsculo.Escribir con el lápiz y la estrella,depositando mi semilla en la palabra.Escribir desde tu risa que humedecemi despierto sueño de olvidados girosy dudar entre tu voz y el terciopelo.Escribir desde el lirio-gaviota de las flores-,para llegar hasta el dolor amargode este dulce recuerdo que me vienetemblando en el suspiro,de este sabor de beso antiguoque corona mis labios.Escribir más allá de las cunas,más acá de las cruces;escribir de las dulces veredas de los parquesbajo la suave alondra de la tarde.Sí, escribir de tu recuerdoque me llena la voz como una estatua....

Às vezes me lembro dele. Sem rancor, sem saudade, sem tristeza. Sem nenhum sentimento especial a não ser a certeza de que, afinal, o tempo passou. Nunca mais o vi, depois que foi embora. Nunca nos escrevemos. Não havia mesmo o que dizer. Ou havia? Ah, como não sei responder as minhas próprias perguntas! É possível que, no fundo, sempre restem algumas coisas para serem ditas. É possível também que o afastamento total só aconteça quando não mais restam essas coisas e a gente continua a buscar, a investigar — e principalmente a fingir. Fingir que encontra. Acho que, se tornasse a vê-lo, custaria a reconhecê-lo.

Se puede ampliar el presente tanto como quiera, o lanzarse vertiginosamente hacia el futuro, o dar marcha atrás que es lo más peligroso porque ahí están los recuerdos, todos los recuerdos, los buenos, los regulares, los execrables. Ahí está el amor, o sea estás vos, y las grandes lealtades y también las grandes traiciones. Ahí está todo lo que uno pudo hacer y no hizo, y también lo que pudo no hacer y sí hizo. La encrucijada en la que el camino elegido fue el erróneo. Y ahí empieza la película, es decir cómo habría sido la historia si se hubiera tomado el otro rumbo, aquel que entonces se descartó.

Não basta amar alguém. É preciso amar com coragem. É peciso amar de tal modo que nenhum ladrão, ou má intenção, ou lei, lei divina ou deste mundo, possa seja o que for contra esse amor. Não nos amámos com coragem...foi esse o mal. E a culpa é tua, porque a coragem dos homens é ridícula em matéria de amor. É trabalho vosso, o amor...Só nisso sois grandes. Foi aí que falhaste, e, contigo, falhou tudo o que poderiam ter sido as nossas obrigações, os deveres e sentido da vida. Não é verdade que os homens sejam responsáveis pelo seu amor. Deveis ser vós a amar heroicamente.

—No, para ser sincero, no estoy bien. —su mirada era tan intensa que me paralizó—. Soy un hombre de más de 30 años, un ejecutivo exitoso, tengo muchas personas a mi cargo y estoy frente a ti nervioso y titubeando, no se supone que me sienta así, no se supone que no te quiera dejar ir, no se supone que tenga estas ganas locas de besarte. No, definitivamente no estoy bien.No supe que decir por un momento. —No entiendo nada y eso es difícil que suceda Nate.—Alana, tengo meses queriendo explicarte cosas, cosas de mi vida y ahora que puedo no me salen las palabras, lo tenía todo planificado, todo estudiado a la perfección. Pero esta noche no la debimos pasar tan bien.

En su juego, Loui quiso poner una uva en mi boca y al momento que me acerqué para morderla, inmediatamente me besó de nuevo posesionándose de mi boca con fuerza, con vehemencia, al mismo tiempo que sujetaba mi cuello para evitar que escapara de él. Me estaba devorando, parecía que su lengua buscaba con ansiedad el sabor de la mía, a la vez que también, sentía con placer el sabor de la uva que tenía y yo, hacía exactamente lo mismo. Sus besos sabían a gloria, la suavidad de sus labios era deliciosa y yo deseaba bebérmelo por completo. Su actitud me hacía desear más cada vez. Este hombre era fascinante y me tenía locamente enamorada de él.

En el momento del flechazo brotan dos tendencias contradictorias pero ineludibles: una es la genuina aparición de la atracción y el afecto, y la otra es la aparición de una fantasía que quiere anestesiar todos los defectos del otro. Ambos factores crecen al unísono. Hasta que el segundo, la fantasía de creer que el otro es perfecto, no da más y cae. Esto es de esperarse, porque nadie se enamora de un dios. Uno se enamora de un ser humano. Esto afecta la atracción y el afecto. Por eso nunca caen mal las palabras típicas de los abuelos cuando dicen: «Piensa bien antes de estar con alguien». Lamentablemente, tardamos un mínimo de treinta años en darles la razón.

A la hora de dormir, seguía pensando en él. Mientras estaba acostada su imagen jugaba en mi mente, no podía pensar en nada, ni en nadie más y sentía que ya no podía seguir luchando por evitar pensar en él. Era como nadar a contracorriente y ya no tenía otra opción más que sucumbir ante su encanto, aunque fuera en sueños para sentirme aliviada. Me acosté boca abajo abrazando fuertemente una de las almohadas, era mi manera de dormir, pero ésta vez sería diferente; cerré mis ojos y me imaginé que lo abrazaba a él. Quise sentir por un momento que mi cara reposaba en su deseable pecho y que sus brazos me rodeaban, quise imaginarlo conmigo, en mi cama.

En ese momento me miró fijamente, se levantó tomándome entre sus brazos y me acostó de nuevo en la hierba quedando él encima de mí. El chal que cubría mis hombros me había traicionado y descubrió por completo el escote de mi vestido, instintivamente su mirada se desvió a mis pechos y no quise imaginar lo que pensó. Mi expresión notaba miedo, comencé a temblar sin saber si era por temor o por otra cosa, el panorama que él tenía enfrente era una tentación y no quería que pensara que lo había provocado de manera intencional. Mi respiración comenzó a ser más intensa y los latidos de mi corazón más fuertes y acelerados.

—Este lugar es bellísimo. —Estaba admirada ante tan hermoso lugar, me sentía extasiada, lo que me hizo dejar escapar un suspiro.—Sabía que te gustaría, ¿Quieres entrar al agua?—¡No! —Me apresuré a decir—. Claro que no, no estoy preparada para nadar. Además, casi no puedo hacerlo.—Vamos. —Insistió tomándome de las manos y llevándome a la orilla—. No seas tímida.—No es sólo timidez. —Trataba de encontrar una excusa, estaba nerviosa—. De verdad no puedo nadar y tampoco tengo la ropa adecuada para hacerlo.—¿Y quién dice que necesitas ropa? —Me susurró al oído, colocándose detrás de mí.

Siempre supue que cambiarias mi vida." miro lejos, brevemente y sacudio su cabeza a algún desconocido recuerdo. "Sabes una psiquica una vez me dijo que no tendría ninguna otra pérdida después de ti. Que serías la última. A la vez, me premití creer que esto era el destino, que podríamos terminar juntos, gobernando el mundo, Y si esto era destino, ¿por qué luchar contra esto? Me dio licencia para hacer cualquier cosa que necesitara para conservarte. Pero inlcuo entonces sabía. En el fondo sabía que serías mi principio y mi fin. Mi consiencia moral empezó a tomar forma al momento que te conocí. De esa manera, comenzó mi propia alma. Y entoncces cuando me enamoré de ti, mi corazón.

El sexo es un invento absurdo que a pesar de serlo no aspira más que hincharse y penetrar. Se supone que tiene algo que ver con el amor, por lo menos ésa es su leyenda, pero el amor es un mito estimulante y aunque no lo fuese no podría tener relación alguna con el sexo. No mezclamos el amor con la comida, ¿verdad? Ni con el hipo o sonarse la nariz. ¿Y con la respiración? o con la circulación de la sangre o el funcionamiento del hígado. Entonces, ¿por qué relacionarlo con nuestro curioso impulso a meter partes de nosotros mismos dentro del cuerpo de otras personas? ¿O con ese otro impulso igualmente curioso de apretar nuestra maloliente boca y picados dientes en orificios igualmente blanduchos y salivosos de otros cuerpos?

E o amor transbordava. A cada vez que ele conduzia descalço ou se inclinava sobre um prato de comida, distraído. A sua nuca, as suas mãos, o seu olhar. Os seus comentários vagos, concisos, sem segundas intenções, entredentes. O amor vinha por fora e lavava-a, afogava-a. Bastava que, por um instante, ardesse o espaço entre a sua perna e a dele, a centímetros de distância. Bastava que, por um segundo, a mão dele roçasse o seu braço. Bastava que a mão dela, fingindo-se distraída, fosse agarrar o braço dele. O amor transbordava, vinha por fora, a cada vez que ele era ele, e que ela era ela, a seu lado. Bastava que, em efectivo, girasse o mundo e existissem os dois para que o amor dela, por ele, transbordasse.

—¿Que si creo en un anciano de barba blanca que vive en las nubes y juzga a los mortales con un código moral de diez mandamientos? ¡Cielo santo, querida Elly, claro que no! Me habría expulsado de esta vida hace años por mi alocada historia. ¿Que si creo en un misterio, en el inexplicable fenómeno que constituye la vida misma? ¿Que si creo en algo más grande que nosotros y que ilumina la inconsecuencia de nuestras vidas? ¿En algo que nos da una razón por la que luchar y la humildad para purificarnos y empezar de nuevo? Entonces sí, sí que creo en él. Es la fuente del arte, de la belleza, del amor, y ofrece la bondad suprema a la humanidad. Esto es Dios para mí. Esto es la vida, y es en esto en lo que creo.

Me dejé llevar por todo lo que experimentaba. Nos besamos muy lentamente. Su piel fría no me molestaba. Por el contrario, me reconfortaba. Bajó suavemente su mano derecha hasta llegar a mi cintura. Levantó la orilla de mi blusa y con el dedo índice rozó gentilmente mi cadera. Después, su mano izquierda se postró en mi hombro, haciendo a un lado el tirante de mi blusa y besándolo. Olisqueó mi cabello castaño y luego acarició mi mejilla. Yo besé su cuello, pero estaba atemorizada. No quería ser lastimada de nuevo, sin embargo dejé que las cosas siguieran su curso. Dijo que me amaba más que a nada en este mundo y le respondí con un simple, pero sincero: “Yo también. Tal vez no tanto como esperes, pero te amo.