¿Encontraré una mujer que, fiel y benévola, comparta mi suerte brillante y generosa, cuando ahora quien la comparte sólo lo hace de una manera blanda o tímida? Entonces prefiero caer entre las manos de una mujer sin virtud, inconstante y despiadada. En su inmenso egoísmo, esa mujer es todavía un ideal. Si es que no puedo gozar plena y enteramente la dicha del amor, necesito apurar la copa de los sufrimientos y de las torturas, ser maltratado y engañado por la mujer amada, cuanto más cruelmente, mejor. ¡Es un verdadero goce!

Pois o que sentira por sua mulher e a ela o cingia, via bem, agora que ela se fora, que se lhe chegou a confundir com o rotineiro da vida diária, que o respirara nas mil insignificâncias do viver doméstico, que lhe foi como o ar que se respira e pelo qual não se dá, mas sim nos momentos de angústia asfixia quando nos falta. (...) Aí compreendeu como o amor é mais forte que a vida e que a morte e domina o antagonismo destes; como o amor faz morrer a vida e viver a morte; como ele vivia agora a morte de sua Rosa e morria na sua própria vida.

...Una extraña sensación recorrió mi cuerpo y esa cercanía me dio sensaciones que… No sabía que podía sentirlas. Mi cuerpo había reaccionado de una manera que no conocía y sentí que todos mis músculos, —aún de los que no tenía conocimiento—, se habían activado al sentirlo tan cerca. ¡Dios que mirada tan intensa! Nunca olvidaré la belleza de sus ojos, había encendido mi ser como nunca antes alguien lo había hecho, eran del más perfecto azul cristalino que haya visto.

El amor verdadero no era precisamente uno de esos absolutos; pregunta en la cual la palabra <>, sin embargo, tenía tanto que ver con la empleada por Kant o Hegel como la palabra <> con un descarrilamiento o un terremoto, con sus aullidos y su sangre. Bruno respondía que, a su juicio, la calidad del amor que hay entre dos seres que se quieren cambia de un instante a otro, haciéndose de pronto sublime, bajando luego hasta la trivialidad, convirtiéndose más tarde en algo afectuoso y cómodo, para repentinamente convertirse en un odio trágico o destructivo".

De repente, foi como se ela estivesse na sala ao lado e ele tivesse acabado de sair de junto dela. Sentiu um formigueiro nas mãos, como se lhe tivesse tocado. E a sensação de perda, que durante tanto tempo contivera dentro do si, jorrou em torrente, engoliu-o e ele deixou-se arrastar, sem se debater; não se queria salvar. Depois, sorriu com ternura, como que perante uma recordação. Pensou que tinha quase sessenta anos e que devia estar para lá da força de uma tal paixão, de um tal amor.Mas não estava, sabia que não estava e que nunca estaria.

Diciendo esto besó mi frente y me abrazó como si no quisiera soltarme nunca. Enterré mi cara en su pecho, mientras él inclinaba su cabeza hacia abajo para presionar su mejilla en lo alto de mi cabeza. Mi cuerpo temblaba a horrores, estaba nerviosa, emocionada, sentía frío y sólo deseaba sentir su calor. En ese momento y estando en sus brazos, el ocaso frente al mar me pareció el lugar más romántico del mundo y su ternura, había hecho desaparecer en mí el deseo y la pasión que me estaban quemando y que él mismo había despertado.

...Este hombre tenía un lenguaje corporal increíble, sólo al observarlo se podía percibir si era amoroso y tierno, o salvaje y apasionado. Él era así, podía despertar el amor y la ternura y al mismo tiempo la pasión y el deseo, pensar en lo último me excitaba mucho. Inconscientemente me saboreaba y humedecía mis labios con la lengua, este hombre despertó en mí un apetito insaciable que no sabía cómo controlar. Me encantaba observarlo cuando él no se daba cuenta y lo que ese bendito roce me provocaba, no lo podía describir.

—Me voy a morir de amor —dije riendo una tarde que caminábamos mojando los pies en el agua tibia.En mi miedo de siempre la muerta era yo y hasta me parecía romántico dejarlo con la ausencia, inventando mis cualidades, sintiendo un hueco en el cuerpo, buscándome en las cosas que tuvimos juntos.Muchas veces imaginé a Carlos llorándome, matando a Andrés, enloquecido. Nunca muerto.Horas pasaba en Acapulco mirando al mar, con la mano de Alonso sobre una de mis piernas y recordando a Vives:—Nadie se muere de amor, Catalina, ni aunque quisiéramos —había dicho.

Marc Marronier es así: finge ser un degenerado bajo su trajecito de pana lisa porque le da vergüenza mostrarse tierno. Acaba de cumplir treinta años: la edad espuria en la que uno es demasiado viejo para ser joven y demasiado joven para ser viejo. Para no decepcionar a nadie, hace todo lo posible por estar a la altura de su reputación. A base de querer aumentar las dimensiones de su press-book, se ha ido convirtiendo poco a poco en una caricatura de sí mismo. Le resulta agotador tener que demostrar que es amable y profundo, así que se las da de canalla superficial, adoptando ese comportamiento desordenado, incluso mortificarte.

Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado.

Na sua mocidade, Stoner imaginara o amor como um estado absoluto do ser ao qual uma pessoa, se tivesse sorte, podia aceder um dia; na idade adulta, decidira que era o paraíso de uma falsa religião, que uma pessoa devia encarar com uma divertida incredulidade, um suave desprezo familiar e uma nostalgia embaraçada. Agora, na meia-idade, começava a perceber que não era nem um estado de graça, nem uma ilusão; via-o como um ato humano de transformação, uma condição que era inventada e alterada de momento para momento e de dia para dia, através da vontade, da inteligência e do coração.

Nunca seremos capaces de establecer con seguridad en qué medida nuestras relaciones con los demás son producto de nuestros sentimientos, de nuestro amor, de nuestro desamor, bondad o maldad, y hasta qué punto son el resultado de la relación de fuerzas existente entre ellos y nosotros.La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna. La verdadera prueba de la moralidad de la humanidad, la más honda (situada a tal profundidad que escapa a nuestra percepción), radica en su relación con aquellos que están a su merced: los animales.

O amor é fodido. Hei-de acreditar sempre nisto. Onde quer que haja amor, ele acabará, mais tarde ou mais cedo, por ser fodido. É melhor do que morrer. Há coisas, como o álcool e os livros, que continuam boas. A morte é mais aborrecida.Por que é que fodemos o amor? Porque não resistimos. É do mal que nos faz. Parece estar mesmo a pedir. De resto, ninguém suporta viver um amor que não esteja pelo menos parcialmente fodido. Tem de haver escombros. Tem de haver esperança. Tem de haver progresso para pior e desejo de regresso a um tempo mais feliz. Um amor só um bocado fodido pode ser a coisa mais bonita deste mundo

— Las cosas no valen por lo que cuestan en dinero.— ¿Entonces?— Primero, por su valor de estima y segundo por su valor de servicio.— ¿Cómo?—Tu abuelita conservaba unos pétalos secos dentro de su Biblia.No valían nada, pero eran su mayor tesoro. Cuando los perdió, llorómucho. Hay cosas que adquieren gran valor porque representan tupasado, tus sentimientos o porque has puesto en ellas algo de ti:Intenciones nobles, creatividad, desvelos. Una obra artística originalpuede no valer nada para otros, pero para el autor es invaluable; aveces prefiere regalarla que venderla, puesto que no puede ponerleprecio a algo así.

Realmente estaba sorprendida por la manera de actuar de Jonathan, al menos había insistido en verme y disculparse por algo tal vez insignificante ahora que lo pensaba. Su caballerosidad me sorprendió realmente, prácticamente no me había tocado y aún así aquí estaba, literalmente de rodillas pidiéndome perdón, al menos buscó la manera de arreglar las cosas. Estaba admirándolo, era un digno caballero inglés algo que no puedo pensar del príncipe y que no pudo ser. No pudo darme de una vez la cara y disculparse, pero no podía esperar eso de él, su orgullo no se lo permitiría o tal vez su cobardía.